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Tragedia en campamento de refugiados de Gaza: cuatro bebés fallecen por hipotermia

DEIR AL-BALAH.- Una tragedia desgarradora ha sacudido un campamento de refugiados en la Franja de Gaza, donde cuatro bebés recién nacidos perdieron la vida a causa de la hipotermia. El último en sumarse a esta terrible lista fue Jomaa al-Batran, un bebé de tan solo 20 días de nacido, cuyo frágil cuerpo no pudo resistir las bajas temperaturas del lugar.

Una realidad desgarradora

Los hechos acontecieron en un entorno desolador, donde cientos de miles de palestinos, desplazados por la guerra que ha azotado la región durante casi 15 meses, se refugian en tiendas de campaña a orillas de una costa lluviosa y ventosa, justo en la inminencia del invierno. En este contexto, la vida se vuelve aún más precaria para los más vulnerables, como los bebés recién nacidos.

Jomaa al-Batran, con solo 20 días de vida, tenía la cabeza «tan fría como el hielo» cuando sus padres lo encontraron el domingo por la mañana. Su padre, Yehia, relató la angustiosa escena, señalando que los gemelos Jomaa y Ali nacieron prematuramente y solo pudieron pasar un día en la unidad neonatal del saturado Hospital de los Mártires de Al-Aqsa.

Condiciones inhumanas

Las precarias condiciones en las que viven estas familias refugiadas se vuelven aún más evidentes cuando Yehia menciona que, pese a las recomendaciones médicas de mantener abrigados a los bebés, la falta de recursos y el frío implacable hacen que sea una tarea imposible. Vivir en una tienda de campaña con temperaturas que descienden por debajo de los 10 grados Celsius por la noche se convierte en un desafío de supervivencia diario.

«Somos ocho personas y solo tenemos cuatro mantas», lamenta al-Batran mientras sostiene con ternura el cuerpo inerte de su hijo Jomaa. La imagen de un bebé tan pequeño y vulnerable envuelto apenas en una manta es desgarradora y nos hace reflexionar sobre la injusticia y la crueldad de esta situación.

Un llamado a la solidaridad

La historia de Jomaa y los otros tres bebés que han perdido la vida en circunstancias similares en las últimas semanas nos recuerda la urgencia de actuar. No podemos permitir que más vidas inocentes se pierdan debido a la falta de recursos básicos y apoyo en una región marcada por el conflicto y la precariedad.

Es momento de unirnos como comunidad global y brindar ayuda a quienes más lo necesitan. La tragedia en el campamento de refugiados de Gaza no puede quedar en el olvido. Cada vida perdida es un recordatorio de nuestra responsabilidad colectiva de proteger y cuidar a los más vulnerables. Juntos podemos marcar la diferencia y evitar que más familias sufran la pérdida de sus seres queridos en condiciones inhumanas.