El impacto de Trump en el servicio profesional de carrera
Donald Trump, figura controvertida y polarizante, ha sido el centro de atención mediática por sus polémicas decisiones en torno al comercio internacional, inmigración y crimen organizado. Sin embargo, detrás de su estridencia y anuncios extravagantes, se esconde un movimiento silencioso que podría socavar los cimientos del Estado: su intento de desmantelar el servicio profesional de carrera en el gobierno federal de Estados Unidos.
Desde el inicio de su mandato, Trump ha detenido la contratación de nuevos funcionarios y ha instado a cerca de dos millones de empleados del gobierno federal a retirarse voluntariamente, con la posibilidad de cobrar su sueldo hasta septiembre. Esta táctica busca deshacerse de la experiencia y profesionalismo de los servidores públicos, para reemplazarlos por individuos leales a su proyecto político.
El mito del «Estado profundo»
Este enfoque de Trump se enmarca en la creencia de los líderes populistas en el mito del «Estado profundo», una red clandestina de individuos y entidades que supuestamente manipulan el gobierno desde las sombras, obstaculizando los cambios que consideran necesarios. Esta desconfianza hacia los funcionarios de carrera y el menosprecio por el conocimiento técnico y científico son rasgos recurrentes en su administración.
La historia del servicio civil de carrera en Estados Unidos se remonta al siglo XIX, con el objetivo de poner fin a la «cultura del botín» que permitía a los ganadores de las elecciones presidenciales otorgar puestos gubernamentales a sus allegados y aliados políticos. Esta medida garantizaba una administración pública de baja calidad, con funcionarios inexpertos y susceptibles a la corrupción. En contraste, los servicios profesionales de carrera buscan elevar la calidad técnica de los servidores públicos y asegurar su lealtad a los intereses legales de la institución, el Estado y la nación.
La importancia de la división de poderes
En una democracia, la división de poderes es fundamental para limitar el poder político y garantizar un equilibrio de fuerzas. Las instituciones autónomas son esenciales para mantener la calidad y la lealtad institucional, independientemente de los cambios en el liderazgo político. Sin embargo, para los populistas y autócratas como Trump, las instituciones representan una amenaza a su poder personal y buscan eliminar cualquier contrapeso que limite su control.
La autonomía relativa de las instituciones y la burocracia de carrera son obstáculos para aquellos que buscan imponer sus caprichos sobre las decisiones fundamentales. Trump ha buscado alinear a su partido político y neutralizar la independencia del Poder Judicial, con el objetivo de consolidar su autoridad y evitar cualquier obstáculo a sus políticas y órdenes ejecutivas.
En resumen, la lucha de Trump contra el servicio profesional de carrera y las instituciones autónomas refleja su intento por consolidar un poder personal por encima de las normas democráticas. Sin una división efectiva de poderes y una burocracia profesional y leal, el riesgo de que prevalezcan los caprichos de un autócrata se hace cada vez más palpable.