Los mercados financieros han sido testigos de un cambio drástico en la percepción de México desde el segundo trimestre de 2024. La situación macroeconómica del país ha experimentado un deterioro notable, atribuido a una combinación de factores internos y externos. Entre ellos, se destaca el debilitamiento de las instituciones nacionales y la incertidumbre generada por la relación con la presidencia de Trump.
La desaparición de órganos autónomos de fiscalización, vigilancia y transparencia ha sido interpretada como un retroceso a tiempos en los que el gobierno no era responsable de rendir cuentas por sus acciones. Sin embargo, lo más preocupante es la transformación del Poder Judicial, que ha sido reemplazado por una alternativa que otorga al gobierno un control absoluto sobre sus decisiones. Esta reestructuración institucional permite al partido político dominante asegurar su permanencia en el poder de manera indefinida, al colocar a individuos afines al régimen en puestos clave. Como resultado, la democracia se ve debilitada y el sistema de alternancia, que es fundamental para el sistema político, se ve amenazado.
Estos cambios institucionales no solo socavan el Estado de derecho en México, sino que también generan incertidumbre jurídica para las empresas que buscan invertir en un país con un entorno de toma de decisiones volátil. Las reglas del juego cambian según las posturas ideológicas cambiantes, muchas de las cuales van en contra del mercado y favorecen la corrupción.
En cuanto a la presidencia de Trump, las expectativas de los mercados mundiales no se han cumplido. Tanto la Bolsa como los sectores industriales, como el automotriz, esperaban una política similar a la de su primer mandato, centrada en la reducción de impuestos, la desregulación sectorial y el crecimiento económico. Sin embargo, las acciones de Trump han sido impredecibles, con amenazas constantes y la aplicación de aranceles a nivel global, incluyendo a sus socios del T-MEC, México y Canadá.
La incertidumbre creada por la política económica errática de Trump ha llevado a una sensación de inestabilidad en los mercados financieros. Las amenazas de aranceles se anuncian y se posponen, mientras que la posibilidad de una recesión económica planea sobre el horizonte. Los aranceles impuestos por Trump tienen un valor de mercado significativo, lo que ha llevado a muchos países a aplicar aranceles recíprocos. México ha optado por no responder a los aranceles de Trump, en un intento de contener al impredecible presidente. Sin embargo, esta estrategia tiene un costo financiero para México, que paga aranceles sin recibir nada a cambio.
Como resultado de esta situación, se espera que el PIB de México disminuya en 2024 y se mantenga en territorio negativo en 2025. Se anticipa una menor inflación y una reducción de las tasas de interés, lo que podría mantener estable el tipo de cambio del peso frente al dólar. Sin embargo, el panorama económico proyecta tendencias recesivas, especialmente si Estados Unidos entra en recesión, lo que tendría un impacto devastador en México.
Para afrontar esta realidad económica desafiante, México necesita fortalecer su marco institucional y reconsiderar la llamada «reforma judicial». Además, es crucial mejorar el acceso al financiamiento para proyectos privados y redirigir la inversión pública hacia infraestructuras productivas que impulsen el desarrollo del país. En resumen, los mercados financieros predicen que la incertidumbre será el tema dominante en las perspectivas económicas de México en 2025.